15 Por tanto, tened cuidado[a] cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, 16 aprovechando bien[b] el tiempo, porque los días son malos.
Efesios 5:15-16
Cuando pensamos en cómo administrar mejor nuestro tiempo, creo que la mayoría necesitamos, en primer lugar, arrepentirnos genuinamente. Si somos sinceros, perdemos tiempo en exceso. Estadísticas señalan que en promedio las personas pasan aproximadamente seis horas navegando en internet diariamente. Ya sea a través de un computador, un teléfono inteligente o una tableta, nuestros minutos desaparecen sin siquiera darnos cuenta. Las vanas noticias políticas, los deportes o aun las “transcendentales” discusiones teológicas en redes, se están robando el tiempo que podríamos haber invertido en compañerismo con nuestro cónyuge, discipulando a nuestros hijos o creciendo en comunión con nuestro Señor Jesucristo.
Por un momento, imagina la reforma espiritual que sucedería en tu vida si invirtieras tan solo el 50% del tiempo que desperdicias normalmente y lo aprovecharas en oración, estudio de la Palabra o en el servicio, ya sea en tu iglesia local o con tu familia. No cabe duda de que los resultados serían notables.
La exhortación de Dios por medio del apóstol Pablo, fue a vivir a la luz de las realidades espirituales que el cristiano ya posee. El cristiano ha sido escogido (Ef. 1.4), ha pasado de muerte a vida (Ef. 2:1) y ha sido acercado a la familia de Dios (Ef. 2.13). El razonamiento de Pablo en esta carta a los Efesios es: “Si tú has recibido todas estas bendiciones espirituales, entonces tu vida en la práctica debe ser diferente. En palabras sencillas “si tú eres un escogido de Dios, has renacido por su poder, y ahora perteneces a la familia celestial, por lo tanto perder el tiempo es incompatible con tu nueva vida en Cristo.”
La exhortación es a no andar como andan los insensatos de este mundo, sino a vivir como sabios en medio de la necedad colectiva. Aunque este mundo desperdicie su tiempo, los escogidos de Dios no tenemos esa alternativa. En contraste con aquellos no aprovechan las horas, los hijos de Dios estamos llamados a no solo no perder el tiempo, sino a aprovecharlo bien. Adelante tienes tres ideas sobre cómo aprovechar el tiempo en medio de los días malos que vivimos.
- Aprovecha el tiempo meditando en la Biblia y orando.
Lutero lo decía así: “Tengo tanto que hacer hoy, que pasaré las primeras tres horas en oración”. La forma más sabia de aprovechar el tiempo es pasando la mayor cantidad de horas con el Soberano del universo. En la práctica esto se puede ver con una disciplina diaria de devoción personal donde puedes leer de manera sistemática tu Biblia, tomar nota de lo que vas aprendiendo e invertir un espacio de tiempo en oración meditando en la Palabra de Dios.
- Aprovecha bien el tiempo discipulando a tu familia.
Discipular a nuestra familia no tiene tanta complejidad, pero realmente necesita disciplina y disposición. No estás llamado a pararte en la sala de tu casa y predicar un sermón a tu esposa y tus hijos. Más bien estás llamado a andar de la mano de ellos en el camino e instruirles en el Señor (Deut. 6:7). Invierte tiempo intencional hablando con tu esposa, preguntándole como podría crecer en su comunión con Dios y simplemente disfruta de la esposa de tu juventud (Pro. 5:18). Pasa tiempo con tus hijos de manera dedicada. Instrúyeles en la Palabra, pero no solo eso, lánzate al piso con ellos y juega si son pequeños o invita a tu hijo adolescente a tomarse algo contigo a solas y hablar de su vida emocional. Redime el tiempo que los tendrás en casa, porque pasará rápido. Recuerda las palabras del puritano Richard Baxter: “Si Dios no es el señor de tu familia, el diablo lo será… por el contrario, si consagras tu familia a Dios, Él será su Protector.”
- Aprovecha bien el tiempo creciendo en el espíritu y debilitando la carne.
La vida espiritual no es estática. Estás creciendo espiritualmente o estás decreciendo al fortalecer la carne (Gal. 5:16). Cada minuto del día es una batalla espiritual y estamos llamados a decidir si somos aliados del espíritu, o aliados de la carne. La pérdida de tiempo en cosas que no aprovechan o que saturan nuestra mente de vanidad es un potencializador de la carne. Si has estado alimentando todo el día tu carne por medio de satisfacerla en redes sociales o en la lectura inoficiosa, puedo garantizarte que los frutos de la carne serán los que te acompañen (Gal. 5:19).
Por el contrario, si decididamente, y poniendo tu cuerpo en servidumbre inviertes bien tu tiempo en cosas que edifican (1 Cor. 9:27), lo que verás manifiesto es el fruto del espíritu en tu vida (Gal. 5:22-23). Busca un buen libro cristiano que puedas mantener cerca de ti durante todo el día. De esta manera, cada momento de aparente desocupación será una oportunidad para ser edificado por medio de una lectura valiosa para tu alma. ¿Tienes diez minutos libres?, llama a un hermano de la iglesia y anímalo a seguir con diligencia la carrera de la fe. ¿Vas en tu carro y puedes escuchar las noticias sobre el último escándalo del político de turno? Pon algunas alabanzas cristianas que te recuerden el amor de Cristo. ¿Estás en tu cama?, mejor deja el celular a un lado y emprende una conversación con tu esposa.
Considera cada minuto de tu día como una posible oportunidad de presentar un sacrificio agradable a Dios con la manera en que aprovechas el tiempo (Rom. 12:1; 1 Cor.10:31).