Paul Washer escribe en el prefacio de uno de sus libros: «El mensaje central del cristianismo es el Evangelio de Jesucristo. La palabra evangelio quiere decir ‘buenas nuevas’. ¡El cristianismo ofrece las mejores noticias de todos los tiempos! De hecho, ofrece la única solución a nuestras crisis más apremiantes… El Evangelio revela que Dios ha venido y ha ganado la victoria por nosotros… Son buenas noticias precisamente porque no se trata de lo que nosotros hemos hecho o pudiéramos hacer, sino de lo que Dios ha hecho y hará a favor de Su pueblo… A través de esta grandiosa obra de salvación, Dios nos ha revelado quién es Él».[1]

Ayer, hoy y mañana, da igual cuando leas este post, no existen mejores “buenas nuevas” que el Evangelio, tanto para el hombre de hoy, como hace 20 siglos o, incluso, para el hombre dentro de 20 siglos, si se alcanza esa fecha. No existen mejores buenas nuevas que el Evangelio. Y la Iglesia tiene el mandato de ser un altavoz de estas buenas nuevas. La Iglesia debe proclamar el Evangelio. Este es el motivo por el que sí, rotundamente, “necesitamos nuevas iglesias”. La respuesta es afirmativa y en este post encontrarás las razones. Necesitamos iglesias nuevas, porque la iglesia debe de:

Proclamar y defender la verdad del Evangelio: Pablo recuerda a Timoteo que la iglesia es “la columna y sostén de la verdad” del evangelio. 1 Timoteo 3:14 dice: “Te escribo estas cosas, esperando ir a ti pronto, pero en caso que me tarde, te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad”[2].

Proclamar el Evangelio: Mateo 28:19-20 expone el mandato universal y atemporal que recibe la Iglesia de hacer discípulos mediante la proclamación del Evangelio. Lucas recoge este mismo mandato en Hechos 1:8 al incluir las palabras finales de Jesús a sus discípulos: “pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”.

La adoración centrada en el Evangelio: La proclamación del Evangelio incluye también una doxología adecuada y centrada en el mensaje y la obra de Cristo. Existe la necesidad de alejar a la Iglesia de una adoración antropocéntrica, donde el hombre es la figura central en la salvación de Dios. No hay nada más contrario al Evangelio que exaltar al hombre por encima de Dios. Y la Iglesia debe adorar reflejando las verdades del evangelio.

La capacitación en el Evangelio: Equipar a los santos para la obra del ministerio es, en otras palabras, instruir a los creyentes acerca del Evangelio. Pablo recuerda a Timoteo que su labor como pastor, anciano, obispo, sobreveedor, presbítero (todos términos intercambiables a lo largo del Nuevo Testamento) es equipar a cada miembro de la Iglesia para que cumpla con su ministerio de proclamar el Evangelio. Como señala Efesios 4:11: Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”.

¿Necesitamos nuevas iglesias? Necesitamos nuevas iglesias. La respuesta sigue siendo afirmativa, porque necesitamos nuevas iglesias donde:

Se predique la Palabra de Dios. Debido al estado de la Iglesia, especialmente en España, hay que añadir: “donde se predique la Palabra de Dios desde la Palabra de Dios con el rigor que la Palabra de Dios exige”. Y la predicación de la Palabra de Dios exige la lectura pública de la Palabra, la exhortación desde la Palabra y la enseñanza de la Palabra. Una Iglesia debe ser el lugar donde un hijo de Dios acude para escuchar la voz de Dios por medio de su Palabra leída, explicada, implicada, ilustrada y aplicada, todo ello bajo el poder del Espíritu Santo. De esta manera se protege a la iglesia de enseñanzas contrarias a la Palabra de Dios (Efe 4:14) y se dan los medios para el crecimiento espiritual y el desarrollo de los dones (Efe 4:15-16). Esto mismo Pablo se lo recuerda a Timoteo en 1 Tim 4:13: “Entretanto que llego, ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza”.

Se cumplan y practiquen las ordenanzas que Dios ha establecido en su Palabra. Por un lado, la mesa del Señor que proclama la muerte, resurrección y venida de Cristo Jesús (1 Cor 11:23-26). Y, en segundo lugar, la práctica del bautismo de creyentes (Hec 1:8).

Se proteja la santidad de la iglesia mediante la disciplina. La pureza de la Iglesia y del mensaje del Evangelio es clave en el Nuevo Testamento (1 Cor 5:1-14). El ejercicio de la disciplina en la iglesia, de acuerdo con Mateo 18 y otros pasajes (1 Corintios 5:1-13; 1 Timoteo 5:20; Tito 3:10-11) presupone que los ancianos están comprometidos con la santidad de los miembros de la iglesia local y conocen los pasos bíblicos que deben de dar.

¿Necesitamos nuevas iglesias? Necesitamos nuevas iglesias. Iglesias que sean “columnas y sostén de la verdad”, que alaben a Dios y no al hombre, que equipen a los santos para predicar y obedecer el evangelio, que prediquen la Palabra como medio para llamar a pecadores a Cristo y edificar a los redimidos, que practiquen las ordenanzas y que protejan la santidad de la iglesia. Wilson Carlisle sintetizó esta verdad: “La evangelización es la tarea permanente de toda la iglesia, y no la afición particular de algunos de sus miembros”.[3] Sin embargo, no es tu labor inventar la rueda. No tienes que innovar, crear o reinventar la iglesia. La iglesia es de Cristo, porque Cristo es la cabeza de la Iglesia (Efesios 1:22-23; 5:23; Col 1:18). Cristo es la autoridad, da dirección y cuida espiritualmente de su Iglesia. Y para que la iglesia permanezca firme y cumpla su propósito de proclamar el evangelio, Cristo ha dado dones (Efe 4:7-12), liderazgo (1 Tim 3, Tito 1) e instrucciones claras en su Palabra.

Necesitamos nuevas iglesias firmes en la Palabra y comprometidas con la proclamación del Evangelio. ¿Y qué hacemos con las iglesias existentes? Lo mismo que con las nuevas: fortalecer, revitalizar y animarlas a que cumplan con su llamado bíblico. Este es el ADN de la Iglesia según la Palabra.

 

 

 

 

[1] Washer, Paul. El evangelio de Cristo Jesús. Traducido al español. Greenville, SC: Poiema Publicaciones, 2017. (Prefacio)

[2] Todas las citas bíblicas son de LBLA.

[3] Thomas, Curtis C. Practical Wisdom for Pastors, Crossway Books, 2001, p. 176.

Daniel Corral

Autor Daniel Corral

Sirve al Señor en una iglesia en Pontevedra y es profesor en el Seminario Berea (León, España).

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