Este año 2022 ha comenzado no sin ciertas dificultades para nuestra familia:
Nuestro hijo menor ser fracturaba el hombro y en nuestra estancia en el hospital yo contraje la COVID. A los pocos días mi esposa también daba positivo, lo que hizo que nuestros esperados planes navideños se fueran al traste. Al mismo tiempo, nuestros hijos están acusando ahora más que nunca, tanto en el ámbito escolar como en el personal, el hecho de que nos hayamos mudado de ciudad para plantar una iglesia. A esto unimos que no viene tanta gente a los cultos como uno desea. Que cuesta encontrar un lugar apto para reunirse y parece que todo son trabas burocráticas. Que estamos lidiando con problemas de salud. Que alguien jaqueó los datos de mi tarjeta de crédito para irse de compras. Y, la guinda del pastel, todo bañado por una complicación debido a la compra de una vivienda. No, no me estoy quejando, simplemente exponiendo los hechos.
Pero estoy seguro de que por estas y muchas otras razones, el Señor nos movía a finales del año pasado a memorizar como familia y escribir con letras bien grandes el siguiente versículo en nuestro tablón de corcho de la cocina:
Dad gracias en todo,
porque esta es la voluntad de Dios
para vosotros
en Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5:18
Que Pablo escriba tal afirmación a la iglesia en Tesalónica es, cuanto menos, sorprendente. Digo esto porque a lo largo de la carta se puede entrever que esta iglesia, en muchos aspectos modélica, es también una iglesia que ha pasado por intenso sufrimiento desde sus comienzos, allá por Hechos 17, pero que sus miembros aún se enfrentan a constantes pruebas de su fe, como Pablo expresa en 1 Tesalonicenses 2:14; 4:13.
Conocer el contexto de la sociedad en Tesalónica nos puede ayudar a comprender parte de sus constantes problemas. Por un lado, los gentiles creyentes nadaban contra la intensa corriente pagana de una ciudad que recibía, tanto a los viajeros que venían a desempeñar su actividad mercantil, como a sus ídolos, fueran griegos, romanos, o egipcios (1:9). Además, los creyentes vivían en una ciudad que, aunque griega, era muy pro-romana. Esto hacía que el énfasis de los cristianos de la deidad de Cristo fuera constantemente atacado, ya que, para el romano, el Cesar es Dios. Así, cuando un ciudadano se convertía y dejaba de adorar a los ídolos, podemos imaginar a sus vecinos y “amigos” muy sorprendidos, pero también resentidos. Esta era sin duda una de las razones de la persecución que estaban experimentando por parte de todos los niveles de la sociedad. Por eso Pablo les escribe. Para darles ánimos, y para exhortarles a vivir de manera piadosa en medio de la prueba constante de la persecución de esa sociedad anti-cristiana. Y les exhorta a mirar a Cristo, aquel que va a volver pronto.
Y es bajo todo este contexto que Pablo, dice en el 5:18: dad gracias en todo.
Dad gracias en todo, a pesar de la intensa persecución.
Dad gracias en todo, a pesar de que vuestros maridos, de que vuestras esposas, de que vuestros vecinos, de que vuestra familia os rechace por seguir a Cristo.
Dad gracias ante la perspectiva de perder vuestro sustento.
Dad gracias en medio de la lucha constante contra el pecado. Contra la tentación de dejar de perseverar para ser aceptado de nuevo por la sociedad.
Dad gracias en todo orando (Col 4:2). Cantando (Col 3:16). O expresando tal gratitud por otros (1 Tes 1:2)
Dad gracias en todo.
Cuando las circunstancias van bien, y también cuando van mal. Ellos tenían, y nosotros tenemos infinidad de razones para dar gracias a Dios. ¿Cuál es la razón de esta gratitud? Pablo continúa en el v.18: porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús. Lo que Pablo, movido por el Espíritu dice es que los cristianos han de vivir agradecidos a Dios a pesar de las circunstancias porque un acto de obediencia del creyente: esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.
¿Quieres saber la voluntad de Dios? Vive agradecido. Es difícil. ¿Verdad? Porque es muy fácil quejarse y ser ingrato. Es muy fácil alimentar el ya obeso espíritu de queja. Es terriblemente sencillo sentir pena por nosotros mismos. El predicador J. Broadus dijo: un espíritu ingrato y quejumbroso es un pecado constante contra Dios y una causa de infelicidad casi continua; y, sin embargo, cuán común es tal espíritu. Ahora bien. Es posible ser agradecidos en todo tiempo. Por eso el Señor lo manda. Y lo manda ¿a quién? A los que están “en Cristo Jesús”. Estar en Cristo Jesús es otra forma de decir que uno es cristiano. Por tanto, cristiano, sea que estés pasando por tribulación y angustia. Sea que estés mirando las noticias y el panorama de precios y conflictos sea desolador. Recuerda: da gracias a Dios en toda circunstancia. Y hazlo porque estás en Cristo. Hazlo por lo que Él ya hizo por ti.
Esto no es, por cierto, vivir cantando “hakuna matata”. Ni se trata de autosugestión. No se trata tampoco de ver “el lado positivo de la vida”, o el “vaso medio lleno” aún cuando las cosas no van bien. No se trata de eso. Se trata de tener gozo y de ser agradecido porque, no importa por lo que estemos pasando, sea un mal grande o pequeño. Ya estamos en Cristo. Ya somos Hijos de Dios. Somos salvos por gracia. Somos recipientes de innumerables bendiciones hoy e innumerables bendiciones por llegar. Damos gracias porque confiamos que Dios es absolutamente soberano y tiene el control total de nuestra vida. Confiamos porque “tenemos esperanza”. Confiamos que Él vendrá a buscarnos y viviremos con Él eternamente, dejando atrás todo dolor, llanto, soledad, enfermedad, riñas, malos pensamientos… Dejando atrás el pecado. El pastor John MacArthur dijo una vez:
“Un corazón agradecido es una de las principales características que identifican a un creyente. Está en marcado contraste con el orgullo, el egoísmo y la preocupación. Y ayuda a fortalecer la confianza del creyente en el Señor y la confianza en Su provisión, incluso en los momentos más difíciles. No importa cuán agitados estén los mares, el corazón de un creyente está animado por la alabanza constante y el agradecimiento al Señor”.
¿Vamos a caracterizarnos por ser obedientes y dar gracias en todo debido a que estamos en Cristo? ¿Qué motivos tienes para dar gracias ahora?