Si te gusta el baloncesto, sabrás quien es José Manuel Calderón. Si te gusta mucho, pero mucho, el baloncesto, sabrás quien es Michael Williams. Michael Williams tiene el record NBA de tiros libres seguidos encestados, con un total de 97. José Manuel Calderón posee el segundo record, con 87 tiros libres transformados sin fallar. Williams y Calderón tienen en común el secreto para convertir tiros libres: Williams afirma que “hay que tomárselos en serio”. Calderón, por su parte, opina que todo es cuestión de “práctica, concentración y mecánica”.
¿Cómo afecta la eternidad a tu vida hoy? ¿Te “tomas en serio” la eternidad? ¿La eternidad afecta tu vida diaria en la “práctica, concentración y mecánica” de tu día a día? Nadie sale del cine antes de saber el final de una película, como tampoco deja un libro a medias sin conocer el final. Y esto es lo que el Espíritu Santo movió a Juan a escribir: le reveló (apocalipto), abrió el telón, dio a conocer en su totalidad, para poder enseñarle como es la eternidad. Y es que, conocer la eternidad te ayuda en el presente sean cuales sean tus circunstancias (dolor por la enfermedad, incertidumbre laboral, muerte, duelo, situaciones matrimoniales difíciles, caos familiar…). Nadie es ajeno a que la vida en si misma es “el valle de sombra de muerte” al que se refiere David en el Salmo 23:4. La vida tiene suficientes sinsabores.
Este no era el plan de Dios original. Dios no creo el mundo, ni la vida, ni al ser humano para que transite por “un valle de sombra de muerte”. Al contrario, Dios colocó al hombre en el paraíso terrenal (Gén 1-2), pero el pecado del hombre afectó, primeramente, a su relación con Dios (Gén 3:8-13) y, en segundo lugar, a la propia creación (Gén 3:17-19), hasta el punto de que la misma creación gime (Rom 8:19-23) anhelando la redención. ¿Anhelas esa redención? ¿Anhelas la vida eterna? ¿Afecta la vida eterna a tu vida hoy? Esta es la idea detrás de Apocalipsis 21:4, el texto que trae consuelo eterno a los hijos de Dios. Apocalipsis 21:4 te muestra la realidad y beneficios que fluyen de “Emanuel”, Dios con nosotros. Dios terminará con el sufrimiento y los efectos del pecado. Es lo que Juan explica en Apo 21:4.
1) Dios termina con el sufrimiento del pecado
“Él enjugará toda lágrima de sus ojos”. La imagen es la de un padre tierno, cercano, personal, único que llega hasta el punto de enjugar, borrar, hacer desaparecer totalmente hasta la última lágrima de sus hijos. Juan muestra el cumplimiento de Isaías 25:8 en este versículo. El apóstol cita al Antiguo Testamento, donde Dios le dice a su pueblo que destruirá la muerte para siempre y enjugará las lágrimas de todos los rostros. No quedará ni rastro de la molécula más pequeña que compone una lágrima. Las borrará todas y las borrará por completo. Es el mismo verbo que se utiliza en Colosenses 2:14 para borrar (cancelar) los pecados de sus hijos. Es el mismo verbo que implicaba borrar la deuda que quedaba por escrito de manera que el papiro estaba completamente en blanco y podía volver a utilizarse para cualquier otro fin, porque la deuda estaba totalmente saldada. Así es que como Dios enjugará toda lágrima de sus ojos. Dios vuelve a restablecer el paraíso, pero esta vez es eterno, y con una ausencia total del pecado.
2) Dios termina con los efectos del pecado
“Y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado”. De hecho, los efectos del pecado se pueden dividir en el efecto principal: la muerte; y los efectos colaterales: duelo, clamor y dolor. De la misma manera en la que Dios borrará, enjugará toda lágrima, con el mismo poder acabará con la muerte. Ya no habrá muerte. Ya no morirá ningún ser querido, ni joven, ni mayor, ni por accidente, ni por enfermedad, ningún niño, ningún bebé, ningún adolescente, ningún joven, ningún adulto, no habrá huérfanos, no habrá viudos… Dios acabará definitivamente con la muerte (Apo 20:14). Y no solo no habrá muerte, sino que los efectos colaterales de la muerte, como son el “duelo, clamor y dolor”, también desaparecerán. El duelo es lo contrario a la risa. El clamor es el dolor, el duelo expresado de manera audible causado por la muerte. También desaparecerá ese clamor de una madre por un hijo, de un hijo por una madre, de una mujer por un marido, de un marido por una mujer. Y, en tercer lugar, el dolor desaparecerá. Y no es un dolor físico al que alude Juan. Es un dolor fruto del trabajo arduo, tanto del cuerpo como de la mente, cuando busca comprender la pérdida de un ser querido. Es ese sufrimiento, pena y dolor que causa la muerte.
Y Dios terminará con el sufrimiento y los efectos del pecado “porque las primeras cosas han pasado”, es decir, existe eternidad, porque este “valle de sombra de muerte” no es la vida en si, sino la antesala de la vida real, la eterna. Ha quedado demostrado que conocer la eternidad te ayuda en el presente, porque hay dos realidades eternas. Por un lado, está el lago de fuego eterno (Apo 20:14-15), y por otro, la vida eterna con Dios, que enjuagará toda lágrima y terminará con la muerte y sus efectos colaterales. Y ante la realidad de la eternidad: ¿tienes la certeza de que “Dios te da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Cor 15:57)?
Conocer la eternidad te ayuda en el presente, porque sabes que, si estás en Cristo, Dios te enjugará todas tus lágrimas y derrotará a la muerte y sus efectos colaterales por ti. Williams y Calderón se tomaron en serio los tiros libres. ¿Te “tomas en serio” la eternidad? ¿La eternidad afecta tu vida diaria en la “práctica, concentración y mecánica” de tu día a día?