En 2020, el famoso año de la pandemia, tuve la oportunidad de asistir a una formación sobre misiones y plantación de iglesias en Estados Unidos. Era una capacitación de la ABWE para misioneros. Cuando estábamos casi al final de esta capacitación, en el punto sobre «Multiplicación de discípulos e iglesias», nos contaron la historia de la plantación de iglesias por parte de congregaciones de la ABWE en algunos países como Perú, Ucrania, China, Colombia y Portugal. Un patrón era común entre estos países en los que desde los años 50 muchas iglesias fueron plantadas: las primeras iglesias que se plantaron se movilizaron para plantar otras iglesias, pero las segundas plantaciones, con pocas excepciones, nunca fueron más allá. Esto me llamó la atención, porque en el caso de Portugal, país en el que sirvo, la cosa era más descarada. ¡Ni siquiera las primeras iglesias se movilizaron para plantar otras! Y aún esas mismas primeras iglesias pasaron por muchas dificultades.
Cuando vi esta realidad, que sé que es la realidad de todas las asociaciones e iglesias de Portugal cuando se trata de plantar iglesias, me sentí desanimado, triste y conmovido. Pero el Señor también me motivó a buscar su Palabra, y con ella, en el poder del Espíritu, incentivar a nuestra propia iglesia a levantarse y considerar seriamente la plantación de Iglesias. En ese entonces, pensé que el libro de los Hechos de los Apóstoles era el libro indicado para enseñar a la iglesia sobre esto. En ese estudio y consecuente exposición, llegué a la conclusión, aun siendo el libro una descripción de los hechos de hombres de Dios, que el libro nos da un modelo para hacer misiones, específicamente lo relativo a la plantación de iglesias. Estoy convencido de que, de alguna manera, el libro de Hechos es un manual para la plantación de iglesias. Esto es lo que he observado a lo largo de la descripción como un patrón que debe ser repetido por las iglesias, en todo o lugar y en cualquier momento de la historia.
- Las iglesias que plantan otras iglesias tienen la evangelización de los pueblos, las lenguas y las naciones como una prioridad (Mt.28:18-20).
El libro de los Hechos muestra que la evangelización fue la prioridad de Dios para su Iglesia después de la ascensión de Jesús. La Iglesia predicaba y enseñaba en el nombre de Jesús en todos los lugares que Jesús ordenó (Hechos 2:14; 4:1, 8; 8:4-5, 35; 9:20; 10:24-28, 34-43; 11:19-21; 13:4-5). Una Iglesia que no prioriza la evangelización ciertamente no estará interesada en la plantación de iglesias y, como algunos han afirmado, pronto dejará de ser evangélica.
- Las iglesias que plantan otras iglesias son iglesias que están llenas del Espíritu.
La obra de Dios es producida, motivada, dirigida y potenciada por Dios, a través del Espíritu Santo. Es el Espíritu quien produce el nuevo nacimiento, el carácter cristiano (el fruto del Espíritu) y la unidad del cuerpo. Es el Espíritu quien da los dones para el servicio y el poder para llevar a cabo la obra. El versículo clave o tema del libro es Hechos 1:8: “pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.” El Espíritu Santo llama, dirige la vida y ministerio de los misioneros (8:28, 39; 10:19-20; 13:2-4; 16:9; 20:28). Y la comunión de la Iglesia con el Espíritu es decisiva para la plantación de iglesias.
- Las iglesias que plantan otras iglesias son iglesias de oración.
Esto queda claro en el libro de los Hechos: la iglesia crece cuando ora. Lamentablemente, las iglesias de hoy dependen y descansan en muchos otros recursos y descuidan la oración, el recurso especial que Dios nos ha dado. La Iglesia en Hechos no tenía grandes recursos. No tenía dinero, ni propiedades, ni literatura impresa, ni medios de comunicación (radio, televisión, internet), ni libertad de culto, ni representación política. No tenía nada, pero lo tenía todo: Porque contaban con Dios. Y a través de la oración, Dios trabajó a través de la iglesia (1:24-26; 2:42; 3:1; 4:23-24; 6:6; 8:14-15; 10:9; 12:1-5; 13:2-3; 16:13, 16, 25).
- Las iglesias que plantan otras iglesias invierten en más hombres para hacer la obra de Dios.
El libro de los Hechos puede estudiarse desde el punto de vista de los personajes. De hecho, algunos comentaristas bíblicos esbozan el libro en dos personajes: El ministerio de Pedro (Hechos 1-12) y el ministerio de Pablo (Hechos 13-28). En Hechos nos damos cuenta de estas verdades: a) cada creyente es un evangelista en la mies del Señor (1:8; 8:4; 9:20; 11:19-20). Al punto que la Iglesia de Antioquía nació del esfuerzo de hermanos que no eran pastores o misioneros; b) Dios separa obreros para tareas especiales en la Iglesia. Dios utiliza a personas claves para llevar a cabo su obra. Estos hombres fueron utilizados por Dios para fundar iglesias en nuevas regiones (13:2-4; 16:1-2). Como iglesias, necesitamos aplicar 2 Timoteo 2:2, necesitamos instruir y formar a más hombres para el ministerio, y esperar que Dios los use para la expansión del evangelio.
Estas son las primeras conclusiones a que he llegado observando el libro de los Hechos. Esto fue lo que prediqué en nuestra iglesia y me propuse a hacer de forma práctica para que Dios, en su misericordia, nos encuentre fieles para darnos este ministerio. Si el Señor lo permite, espero poder concluir con este importante tema en un segundo artículo…