¿Por qué es importante pertenecer a una iglesia local? ¿Para qué está la iglesia?

Sin lugar a dudas, y tal como Pablo le señala al joven Timoteo, el propósito clave de la iglesia es ser “columna y sostén de la verdad” (1ªTim 3:15). La iglesia alza y defiende la verdad de la Palabra revelada de Dios.

El pertenecer y asistir a una iglesia local debe de ser una prioridad en la vida del cristiano, no como si de un acto legalista se tratara o por el mero hecho de silenciar nuestra conciencia; asistir a la iglesia no es sinónimo de madurez espiritual. Sin embargo, el no asistir a la iglesia asiduamente si es una señal clara de que la prioridad en tu vida no es Cristo y que tu relación con Dios está siendo afectada y atacada por Satanás, ya que el creyente verdadero necesita estar en la iglesia. El cristiano anhela adorar como “cuerpo”, participar como parte de la iglesia de Cristo en la edificación mutua de los creyentes y crecer en santidad a través de la predicación de la Palabra en su iglesia local.

En primer lugar, para comprender qué es la iglesia, tomemos una definición de nuestro hermano David Robles:

“La iglesia es un grupo de personas que pertenecen a Dios como Su pueblo universal y localmente por medio de Cristo que es su Señor y Salvador, pero también Su Cabeza y Pastor, y que siempre prevalecerá”

Al formar parte de la iglesia universal por la sangre de Cristo, el plan de Dios es que formemos parte de una iglesia local y seamos miembros comprometidos de la misma.

Dios utiliza su iglesia local para la edificación. Por ello es imperioso congregarse cada domingo en una iglesia en la que se exalte a Dios y se edifique a los creyentes.

Es necesario resaltar que lo importante no es reunirse en una iglesia cualquiera, es decir, no tienes que ir a una iglesia en la que se exalte al hombre por encima de Dios o se busque la prosperidad económica u otros intereses humanos. Desgraciadamente, esto es común hoy en día.

Debemos ir a la iglesia porque como hijos de Dios, tenemos la gran necesidad de alabar a nuestro Salvador y de ser edificados a través de Su Palabra, proclamada fielmente por medio de la predicación.  Reconocemos en humildad nuestra pequeñez y admiramos la grandeza de Dios, sus perfecciones y atributos.

Una iglesia donde el hombre es el centro, donde se busca satisfacer las demandas del “yo” y por tanto, Dios y su Palabra queda relegado a una mera excusa, no es una iglesia.

¿Cuáles son los beneficios de la iglesia local?

  1. Somos edificados por medio de la lectura y predicación de la Palabra (Hechos 20:32) (1ª Pedro 2:2) (2ª Timoteo 4:1-2)

Mediante la predicación de la Palabra, el cuerpo de Cristo es edificado.

La Biblia es la Palabra de Dios; Sería en vano y carente de sentido invertir tiempo y esfuerzo en fomentar otros estudios o movimientos al margen de la Palabra inerrante, infalible y suficiente de Dios. Por ello, la vida de la iglesia se enfoca en proclamar las verdades de Dios reveladas en la Biblia.

La Biblia es la revelación escrita de Dios al hombre, y cada uno de los sesenta y seis libros de la Biblia que nos han sido dados por el Espíritu Santo constituyen la Palabra de Dios plenaria (inspirada en todas sus partes por igual) (1ª Corintios 2:7-14; 2ª Pedro 1:20, 21).

Solo por medio de la Palabra con la guía del Espíritu Santo podemos conocer el camino a seguir y evitar los errores y tropiezos típicos del que anda en oscuridad y en pecado.

La iglesia local debe estar comprometida con exponer “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:26) y no sólo determinados aspectos que la sociedad actual considere relevantes o que atraigan a un gran número de personas.

2. Podemos ejercitar los dones espirituales que Dios nos ha dado (Efesios 4:12; 1ª Corintios 12:7; 1ª Pedro 4:10)

La iglesia es el lugar donde los cristianos pueden poner sus dones al servicio del Cuerpo de Cristo. Cada cristiano tiene al menos un don dado por Dios, y este puede ser desempeñado de una u otra forma en los distintos ministerios de la iglesia.

Cristo nos da dones para la obra del ministerio, para que sirvamos y cuando servimos, nos estamos edificando unos a otros.

Al ejercitar los dones dentro del contexto de la iglesia local, exaltas a Dios y edificas al hermano, por eso Dios establece en su Palabra que cada hermano sirva en la iglesia local conforme al don que Dios le ha dado, y edifique a los demás.

3. Podemos poner en práctica “Los unos a los otros” (1ª Tesalonicenses 5:11)

Cuando somos pacientes con los otros, cuando sirvo a los otros, cuando oro por los otros, cuando me preocupo por la salud de los otros y cualquier otro aspecto que podamos pensar, llevamos a la práctica nuestra comunión.

La iglesia no es acerca de nosotros, no se trata de cómo aplican sus dones mis hermanos en mi beneficio o qué hace el hermano conmigo, sino de cómo yo estoy poniendo mis dones al servicio del hermano. Esto es la iglesia, yo sirviendo al hermano y esto traerá beneficios a tu vida espiritual.

Un creyente necesita el “hábitat” natural de la iglesia; somos templo del Espíritu Santo y necesitamos servir a otros y fuera de la iglesia, esta idea se va a corromper.

4. Podemos evangelizar a los perdidos

Debemos proclamar a Cristo y su Evangelio. Todo cristiano, siguiendo el lenguaje que usa Pablo, es “embajador de Dios” y por tanto, debe anunciar el mensaje del Evangelio, lo que implica llenarse de la enseñanza de Cristo escuchando las predicaciones en la iglesia local.

La iglesia debe cumplir la Gran Comisión (Mat. 28:18-20), anunciando el mensaje del evangelio en cada lugar y en cada momento para que Dios obre en Su soberana Voluntad.

En conclusión, podemos afirmar que pertenecer a una iglesia local trae beneficios sobre la vida del cristiano. El creyente que no se reúne  es un creyente que no quiere ser expuesto a la Palabra, no quiere ser moldeado por Cristo y no quiere vivir la vida que Cristo tiene preparada para él. Está rechazando una de las bendiciones más preciadas.

La iglesia trae un aire fresco en las vidas espirituales de los hermanos. El verdadero creyente necesita ser edificado y crecer en santidad y por tanto, necesita su iglesia local para obtener y ejercitar todos los beneficios que la misma ofrece.

Samuel Heredia

Autor Samuel Heredia

Graduado del seminario Berea (León, España) y es anciano en la Iglesia evangélica de Bailén.

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