Durante estas semanas más de 250.000 estudiantes de 2º de Bachillerato en España están llamados a hacer la EBAU con el objetivo de poder obtener una nota de corte que les permita acceder a la carrera universitaria que desean estudiar que, a su vez, les permitirá obtener un título universitario y les facultará para su inserción laboral.

No obstante, la realidad actual es otra; más allá de la formación y la experiencia laboral que se refleja en un currículum, las empresas se fijan en otro tipo de habilidades para contratar a un trabajador. Estas competencias no tienen tanto que ver con sus conocimientos técnicos sino con lo que se denomina “soft skill”. Entre las mismas destacan: la capacidad de adaptación, el trabajo en equipo, la proactividad, la capacidad de trabajar bajo presión y el compromiso.

Sin embargo, cuando hablamos de las características de un liderazgo para la Iglesia, podemos confundir lo que la Palabra de Dios enseña con todas estas competencias que una empresa demanda. Podríamos llegar a pensar que el liderazgo que una Iglesia del siglo XXI demanda, es un liderazgo que se adapta a las características sociales de la Iglesia, que trabaja en equipo teniendo en cuenta las opiniones o demandas del resto, etc.… creyendo, que esta fórmula es la que llevaría a la congregación a tener una influencia o un impacto en el mundo.

En contraste con lo anterior, el mandamiento que encontramos en el Nuevo Testamento es que los ancianos de la Iglesia deben de estar bíblicamente calificados y pastorear bíblicamente al rebaño de Dios. La Palabra de Dios nos enseña que debe de ser un liderazgo firme, con un cariñoso cuidado y disciplina pastoral, una sólida enseñanza bíblica, siendo ejemplos humildes y abnegados de una vida piadosa.

Para ello vamos a enumerar las características de un liderazgo bíblico de ancianos:

  1. Debe de ser un liderazgo pastoral (1ª Pedro 5: 1a, 2a):

Muchas iglesias entienden que los ancianos son personas influyentes, con buenas relaciones públicas, que llevan mucho tiempo (al igual que el capitán de un equipo de fútbol) o aquellos que son los encargados de las finanzas o los aspectos administrativos de la iglesia y no esperan que los pastores les enseñen la Palabra ni estén implicados pastoralmente en la vida de las personas.

La Biblia enseña que los ancianos que dirigen la Iglesia enseñan y predican la Palabra, protegen a la iglesia de los falsos maestros, exhortan y aconsejan a los santos en la sana doctrina y oran. Es decir, los ancianos deben de proteger, alimentar, conducir y cuidar del rebaño.

Deben de proteger a la iglesia de los falsos maestros (Hechos 20:17,28-31a) teniendo un suficiente conocimiento de la Biblia para poder refutarlos. Para poder proteger la grey, los ancianos necesitan estar espiritualmente alerta; Pablo exhorta a los ancianos en Asia a “velar” (Hechos 20:31) y es por ello por lo que los ancianos deben de orar por el rebaño y por cada uno de sus miembros.

De la misma forma deben de alimentar al rebaño y para ello es fundamental la centralidad de la enseñanza de la Palabra de Dios (Hechos 2:42); los ancianos deben de ser aptos para enseñar (1ª Timoteo 3:2). La predicación de la Palabra de Dios es el medio utilizado por Dios para la santificación del creyente y para la protección de la Iglesia. La falta de enseñanza bíblica por parte de los ancianos es una de las principales causas de que el error doctrinal inunde las iglesias de hoy.

Finalmente, un liderazgo pastoral debe de conducir a la Iglesia, cuidando el rebaño de Dios. La Biblia nos enseña que los ancianos deben de ser sobreveedores conociendo a los hermanos, conociendo sus necesidades, sus problemas, sus debilidades y pecados, guiándolos en la Palabra de Dios y cuidándolos en sus necesidades prácticas.

  1. Debe de ser un liderazgo compartido (1ª Timoteo 5:17):

La Palabra de Dios enseña que el cuidado pastoral de las iglesias apostólicas fue un esfuerzo de equipo, no la responsabilidad de una sola persona. La estructura del liderazgo bíblico es una forma colectiva de liderazgo en la que cada anciano calificado conforme a la Palabra (1ª Timoteo 3:1-7), comparte una misma posición, autoridad y responsabilidad. De esta forma, cada uno de los miembros se complementan entre sí y sus debilidades son cubiertas por las fuerzas de los otros.  En este sentido es fundamental que cada uno de los miembros del liderazgo tenga una gran dosis de paciencia, oración perseverante, sabiduría, dominio propio, humildad, amor genuino y respeto por los dones y los puntos de vista de otros en el Cuerpo de Cristo.

  1. Debe de ser un liderazgo masculino: (Efesios 2:20; Apocalipsis 21:14)

En las mentes de la mayoría de las personas contemporáneas, el excluir a las mujeres del liderazgo de la Iglesia, es sexista o discriminatorio. En este sentido, debemos de comprender que la enseñanza bíblica en cuanto a la mujer y el hombre señala que somos perfectamente iguales en dignidad y valor, pero con distintos roles en función del género. Por tanto, el restringir a la mujer del liderazgo en la Iglesia es parte del plan de un sabio Creador. Cristo Jesús nombró sólo a hombres para el oficio fundamental de la Iglesia: el apostolado. Si bien, al espíritu feminista de la era actual le repugna tal pensamiento, Jesús es el fundador y el Señor de la Iglesia y nosotros debemos de seguir su ejemplo y enseñanza.

  1. Debe de ser un liderazgo idóneo: (1ª Timoteo 3:1-7; Tito 1:6-9)

El error mas frecuente que cometen las iglesias que desean establecer un liderazgo de ancianos es designar a hombres no calificados bíblicamente. Esto es una receta para el fracaso ya que el liderazgo bíblico de ancianos requiere de hombres bíblicamente calificados conforme a la Palabra de Dios (1ª Timoteo 3:1-7; Tito 1:6-9) y no conforme a los parámetros que establecen las empresas o la sociedad en la actualidad.

Esta idoneidad la podemos sintetizar en que un anciano debe de ser un hombre salvo, llamado por Dios al ministerio pastoral y ser esto reconocido por los ancianos y la congregación, tener una personalidad moral intachable, ser conocedor de la doctrina apostólica, estar capacitado para el uso de las Escrituras, además de ser ejemplo que imitar desarrollando el carácter y la conducta que Dios desea para sus hijos al llevar una vida piadosa.

Aunque los ancianos dirigen y cuidan espiritualmente de toda la Iglesia, es importante matizar que no representan la totalidad del ministerio de la iglesia. El ministerio es obra de toda la iglesia; la iglesia local es un cuerpo de sacerdotes reales dotados por el Espíritu Santo, por tanto, cada miembro está equipado con unos dones para el servicio a los demás, sirviéndose los unos a los otros. Los ancianos bíblicos no desean una congregación pasiva sino una Iglesia local activa, viva, donde se ministran los unos a los otros para la Gloria de Dios.

 


  • Strauch, A (2001). Liderazgo bíblico de ancianos. Editotial Dime. California (Estados Unidos)
Samuel Heredia

Autor Samuel Heredia

Graduado del seminario Berea (León, España) y es anciano en la Iglesia evangélica de Bailén.

Más artículos de Samuel Heredia