¿Que es lo que sucede en el cielo que también debe suceder aquí en la congregación de los redimidos? Al menos hay cuatro realidades que la Palabra de Dios nos presenta:

  1. En primer lugar el cielo se caracteriza por adoración a Dios.

La ocupación primordial del cielo es que Dios este recibiendo gloria, alabanza y adoración continua. En Apocalipsis 4 y 5 leemos que la majestad de Dios, la soberanía de Dios, la gloria de Dios es la concentración suprema de los que están en el cielo.

Esta es entonces, lo que debe caracterizar a la iglesia aquí en la tierra. Todo lo que hacemos como congregación, la predicación, la oración, nuestros cantos, la lectura de la Escritura… todo esto es una expresión de nuestra alabanza a Él.  Dios es el enfoque de nuestra adoración.

  1. En segundo lugar el cielo se caracteriza por la exaltación de Jesucristo.

Debemos estar enfocados en la alabanza de aquel que vino a este mundo a morir por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación, y hoy intercede por nosotros. Él es quien quitó nuestros pecados y nos cubrió con su Justicia. “En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados..” En Filipenses 2 leemos:

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús \se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. 

¡Existimos para exaltar el nombre de nuestro Señor!

  1. En tercer lugar, el cielo se caracteriza por la presencia de santidad.

El cielo por definición es un lugar santo. Es la morada de Dios quien es “santo, santo , santo”. (Isa. 6:6) Cuando la iglesia pide a Dios que Su voluntad sea hecha sobre la tierra está pidiendo que la santidad también nos caracterice.

Esta semana leí una frase que me impactó:

Nunca una iglesia es tan parecida al cielo como cuando esta preocupada con la santidad. La iglesia no puede tolerar el pecado. El pecado tiene que ser confrontado, traído bajo convicción, expuesto a la luz de la Palabra de Dios. La iglesia no puede ser un lugar que tolera el pecado bajo la mascara de algún tipo de amor sentimental. Somos llamados a “ser santos porque El es santo”. Pablo escribe en 2 Co. 7: Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. 

  1. La cuarta característica del Cielo es la de Honrar la Palabra de Dios.

No solo traemos el cielo a la tierra cuando, adoramos a Dios, exaltamos a Jesucristo, buscamos la santidad, sino que también lo hacemos cuando honramos su Palabra. En el Salmo 138:2 el salmista dice: “porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas”. La LBLA traduce este versículo del siguiente modo: porque has engrandecido tu palabra conforme a todo tu nombre. 

Dios mismo exalta su Palabra al nivel de Su Nombre. Cuando honramos la Palabra de Dios, honramos a Dios. No hay manera de conocer a Dios y su voluntad fuera de su Palabra. La creación nos indica que existe un creador (Rom. 1:20); la conciencia humana, da testimonio de Dios, pero nadie puede conocer a Dios y su voluntad para la vida, a menos que El la revele. Dios ha revelado su persona, su naturaleza, su obra, su voluntad en Su Palabra. En cierto modo, el cielo desciende en la Biblia, porque en la Biblia Dios habla específicamente.

Si estuviéramos en el cielo en estos momentos, estaríamos congregados con los ángeles y los redimidos de Dios adorando su nombre, exaltando al Señor Jesucristo, celebrando la perfección absoluta y pureza de ese lugar, y al mismo tiempo siendo expuestos a la plenitud de la revelación de Dios en toda su majestad y perfección. Cuando leemos la Palabra de Dios estamos descubriendo algo que El ha revelado. Cuando la iglesia se reúne para estudiar la Palabra de Dios, estamos trayendo el cielo a la tierra. Estamos acercándonos a lo que Él ha revelado acerca de Su persona y voluntad, la cual se esta llevando a cabo y disfrutando en el cielo.

No quitamos, no agregamos, simplemente exponemos y explicamos lo que Dios ha revelado. Cuando la Palabra de Dios habla el Rey del cielo habla y el cielo desciende a la tierra. Cuando Dios se revela a través de Su Palabra y conocemos su voluntad podemos por medio de ella vivir confiados. Su Palabra nos trae gozo y alegría, nos santifica, nos da sabiduría, nos da crecimiento, nos equipa para toda obra buena, nos hace crecer en madurez…

Todas estas experiencias , aunque limitadas,  son elementos del cielo en la tierra. Si el Reino de Dios va a venir y la voluntad de Dios se va a hacer (como la oración modelo nos enseña en Mateo 6), eso va a hacerse realidad cuando Dios sea adorado, Cristo sea exaltado, la iglesia manifieste santidad y la Palabra de Dios sea honrada.

¡Para esto existimos como iglesia!

Henry Tolopilo

Autor Henry Tolopilo

Henry Tolopilo desarrolla un amplio ministerio de predicación y enseñanza en EEUU e Iberoamérica y es profesor del Seminario Berea (León, España)

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