Hay un rezo de la iglesia católica donde la última parte dice:

Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén” 

Siempre nos choca que alguien esté rezando u orando a María, pero la pregunta es ¿por qué nos molesta? En este artículo no voy a desvelar todas las razones, pero sí una de las principales.

El ex arzobispo de México Norberto Rivera Carrera escribe: “La verdadera devoción nos lleva, sobre todo, a entablar una profunda relación de amistad con María Santísima. El amor hacia María enriquece nuestra fe, la hace más profundamente humana, nos acerca a Dios por un camino de dulzura.” El Papa Juan Pablo II, dijo: “María nos entrega a Jesús, su Hijo, que muere por nosotros y por nuestra salvación en la cruz y, desde esa misma cruz, Jesucristo nos da a María como Madre nuestra (Cf Juan 19, 26-28); María es madre de Dios y madre nuestra, y por eso podemos confiarle todos nuestros cuidados y nuestras peticiones, porque sabemos que Dios no le va a negar nada (Cf Juan 2, 3-5) y al mismo tiempo confiamos en que tampoco nos lo va a negar a nosotros si es para nuestro bien.

Esto, aparte de ser incorrecto bíblicamente hablando, además de que es un ataque a la fe bíblica, lo que está haciendo es atentar contra el carácter de Dios. Esta herejía infringe quién es Dios. Entre otras cosas, porque Dios es inmanente.

En un artículo anterior estuvimos observando y meditando sobre la trascendencia de Dios. La trascendencia de Dios nos habla de que nuestro Dios es totalmente independiente de Su creación y Su criatura. Dios está mucho más allá de nosotros. Hay una distancia entre Dios y nosotros; sí, Dios es Dios, y nosotros somos…, bueno, nosotros somos nosotros. Esta distancia se muestra, no solo que Dios está por encima de nosotros, sino también en que Dios es nuestro creador y nosotros somos Sus criaturas.

Si tuviéramos que utilizar una palabra para definir la trascendencia de Dios, esa palabra sería “separado”. Porque Dios está separado de su creación y sus criaturas. Esa es la trascendencia de Dios, pero ahora me gustaría explorar una variación a la trascendencia de Dios y es la otra cara de la moneda de la trascendencia de Dios que los teólogos llaman la inmanencia de Dios.

Cuando hablamos de la inmanencia de Dios estamos afirmando que Dios, el Dios del universo, el creador, el Dios Eterno, está presente con nosotros en tiempo y en espacio, Él está cerca de nosotros.  Esta palabra inmanencia viene del latín, y podríamos traducirla como “permanecer en” pero… ¿Qué significado tiene esta palabra cuando hablamos de Dios?

A.W. Tozer, un autor que vivió en la primera mitad del siglo XX lo dice de esta forma: “Dios es omnipresente, lo cual significa que Dios está en todas partes. Dios es además inmanente, lo que significa que Dios permea todas las cosas.” Dios permea todas las cosas, no hay nada donde Dios no esté. Dios permanece en Su creación y con Su criatura. Tozer utiliza una ilustración para explicar la inmanencia de Dios. Tozer da el ejemplo de un cubo, un balde que está en lo profundo del mar… todos hemos visto un cubo, sabemos cómo es, y estando en el fondo del mar podríamos decir que el océano está en el cubo y al mismo tiempo podemos decir que el océano está rodeando el cubo.  Tozer dice, “esta es la mejor ilustración que puedo dar de cómo Dios mora en Su universo y sin embargo, el universo mora en Dios.”

Me gusta lo que dice otro teólogo llamado Erickson: “Por inmanencia entendemos la presencia y la actividad de Dios en la naturaleza humana y en la historia.”Lo que hace la teología católico-romana es extirpar a Dios de Su inmanencia y poner a María como la intercesora. Según este punto de vista Dios está tan lejos que necesitamos “un toque materno” para entender lo que sucede con los humanos. Dios es un Dios inmanente, pero ¿qué significa la inmanencia de Dios para nosotros?

1. Dios está Presente 

La inmanencia de Dios apunta a Su omnipresencia. Dios es omnipresente y eso quiere decir que está en todas partes, no hay ningún lugar donde el Señor no esté.  Está allí para juzgar y no podemos escapar de Él. Como dice Jeremías 23:24 cuando Dios está por juzgar a los pastores de Israel por descarriar a su rebaño:

Jeremías 23:24 dice, “¿Podrá alguno esconderse en escondites

de modo que yo no lo vea? —declara el SEÑOR.

¿No lleno yo los cielos y la tierra? —declara el SEÑOR.

Dios está presente en el juicio, pero también Dios está presente para aquellos quienes se arrepienten. Pablo hablando en el areópago en Atenas dice lo siguiente en su famoso discurso:

Hechos 17:27-28, “para que buscaran a Dios, si de alguna manera, palpando, le hallen, aunque no está lejos de ninguno de nosotros; 28 porque en Él vivimos, nos movemos y existimos, así como algunos de vuestros mismos poetas han dicho: “Porque también nosotros somos linaje suyo.

Dios está presente. Dios está allí.

La historia de la Biblia, la historia de la redención es la historia de la presencia de Dios en la historia. ¿No es así? Desde el tiempo de Adán y Eva, hasta Apocalipsis 22, Dios está presente: juzgando, salvando, y pacientemente aguardando el final. Dios está presente. Aunque es el Dios del universo, Su presencia llena toda la tierra.

Medita en el ánimo que es para personas como tú y yo el saber que Dios está presente, que está aquí ahora mismo, en el lugar donde nos encontremos.

2. Dios está Cercano 

La cercanía de Dios está estrechamente relacionada con Su presencia. Si Dios está presente, entonces podemos decir que Dios está cercano a Sus criaturas.

Observad el Salmo 145:18-19 dice, “Yahveh está cerca de todos los que le invocan, de todos los que le invocan en verdad. 19. Cumplirá el deseo de los que le temen también escuchará su clamor y los salvará.”

A veces podemos ver a Dios y pensar que está lejos de nosotros. Pensar que Dios seguro que tiene mejores cosas que hacer que preocuparse de alguien como yo. Pero la realidad es que Dios es inmanente y, eso significa que está cercano.

El Salmo 138 es un Salmo de David donde agradece a Dios por su favor, por su cuidado, por su bendición y mirad lo que dice en los versículos 6 y 7…

Porque el SEÑOR es excelso,

y atiende al humilde,

mas al altivo conoce de lejos.

Aunque yo ande en medio de la angustia, tú me vivificarás;

extenderás tu mano contra la ira de mis enemigos,

y tu diestra me salvará.

¿Vistes eso? David habla de que Dios es excelso, exaltado, por encima de todo… David habla de la trascendencia de Dios y al mismo tiempo dice: “Dios es exaltado, excelso, por encima de todo y Él atiende al humilde”. Parece una incoherencia, ¿verdad? Pero no es así, al principio del versículo 7, miremos lo que dice el salmista sobre cómo Dios está atento, “Aunque yo ande en medio de la angustia, tú me vivificarás”.

¡Cuántas veces me olvido de que Dios es un Dios presente y que Él está cercano a mí,  a mis problemas, a mis deseos o a mis peticiones! A veces mis oraciones son tan raquíticas… Parece que le estoy pidiendo un favor a Dios como si no fuera un Dios presente y cercano, sino, un Dios lejano y alejado. Dios es un Dios presente y un Dios cercano.

3. Dios es con nosotros 

Dios es con nosotros. Y no, no es un error gramatical.  En Mateo 1:23, describiendo el nacimiento de Jesús, dice: “HE AQUÍ, LA VIRGEN CONCEBIRA Y DARA A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRÁN POR NOMBRE EMMANUEL, que traducido significa: DIOS CON NOSOTROS.” Este pasaje alude a Isaías 7:14, “Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.” 

Uno de los nombres de Jesús es Emmanuel, que significa Dios con nosotros, y eso fue lo que hizo Jesús. El Dios del universo, el Dios creador, el Dios trascendente. Ese mismo Dios se humanó y se hizo como uno de nosotros y está con nosotros.  Juan 1:14 dice, “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Dios es con nosotros en la persona de Cristo Jesús. Y, porque Dios es con nosotros, ahora podemos ser salvos y ser reconciliados con Dios. Porque Dios es con nosotros Él pagó la deuda que tú y yo no podíamos pagar y, por su muerte vicaria en la cruz, ahora podemos vivir para él.

Un Dios inmanente es un Dios presente, cercano, y la culminación de esto es que es con nosotros en la persona de Cristo. ¡Qué bendición es saber que Dios no está alejado de su criaturas! ¡Qué Gracia de Dios es saber que Él está presente y es cercano! ¡Qué favor de nuestro Dios es saber que Él es con nosotros! ¡Gloria a Él!

Gustavo Pidal

Autor Gustavo Pidal

Fue decano de estudiantes del Seminario Berea durante más de una década. En la actualidad sirve como pastor en la Iglesia Faith Bible Church (California, Estados Unidos)

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