Miguel Lorente (Almería, 1962), doctor en Medicina y Cirugía, es médico forense y profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada, y autor del libro: “42 días: Análisis forense de la crucifixión y la resurrección de Jesucristo”. Según la reseña de Amazon, “se trata de una obra del año 2007 donde Miguel Lorente investiga, desde el punto de vista forense, los elementos que la tradición cristiana sitúa en el momento de la crucifixión. El resultado de su trabajo es sorprendente: Lorente descubre signos que lo llevan a concluir que Jesucristo (detenido, juzgado, torturado y crucificado) no murió en la cruz.

En este libro se lleva a cabo un pormenorizado análisis de los estudios que se han realizado sobre la Sábana Santa, tanto de los que cuestionan su autenticidad como de los que la confirman, y, a partir de ellos, del sudario de Oviedo; pero la investigación de Lorente va mucho más allá y se adentra en la exhaustiva documentación histórica. Sin a priori de ningún tipo, Miguel Lorente realiza un análisis científico de los diferentes elementos que confluyen en ese momento capital de la historia de la humanidad para establecer sus conclusiones. Así, los 42 días transcurridos desde la crucifixión a la ascensión de Jesús cobran un nuevo sentido al integrar los resultados de sus investigaciones”. Según la web 20minutos.es, “El científico afirma que a Jesús de Nazaret le sobrevino un coma muy extraño, ya que el sufrimiento y tortura de la ejecución en una cruz era casi imposible de soportar, pero no imposible. Tras tres días, habría experimentado una «resurrección biológica», según su teoría. Basándose en sus conocimientos forenses, el doctor asegura que al descolgar su cuerpo de la cruz la sangre se distribuyó mejor y se facilitó la respiración. Sus discípulos habrían identificado como resurrección lo que para Lorente fue un coma”.

Como diría el Predicador, en Ecl. 1:9 “no hay nada nuevo bajo el sol”. Ni el libro del Dr. Lorente, ni los ataques que existen desde un espectro amplio de “negadores” de la muerte de Jesús, son nuevos. Mateo 28:11-15 recoge el primer “bulo” o “fake new” acerca de la realidad de la muerte y resurrección de Jesús. Pero la razón de este artículo no es ir en contra del Dr. Lorente, sino resaltar la verdad de la Palabra acerca de la importancia de la muerte real de Jesús.

Y Lucas, como vimos en otro artículo reciente es el rey de los detalles en el relato del evangelio. En la sección que narra lo que se conoce como la Semana de Pasión en Jerusalén (Caps. 19:28-23:56), concretamente en el capítulo 23, Lucas presenta cinco confirmaciones de la muerte de Jesús, que serán expuestas brevemente:

1.- La muerte de Jesús queda confirmada por los romanos (vv. 50-52).  Si no hubiera muerto Jesús, Pilato no hubiera accedido en dar el cuerpo a José de Arimatea. Incluso, apoyándonos en Juan 19:31-37, sabemos que, según la historia, la muerte por crucifixión era una agonía lenta que podía llegar a durar hasta tres días. Los judíos lo conocían, porque no era la primera vez que los romanos crucificaban a un judío. Así que directamente piden a los soldados romanos que les rompa las piernas. Este método garantizaba la muerte en cuestión de minutos: con unas mazas de hierro, les reventaban los huesos de las piernas y así lograban que los crucificados se quedaran sin apoyo, y, por consiguiente, se asfixiaran rápidamente, o bien el shock y la pérdida de sangre haría el resto del trabajo “final”. Y esto es lo que hicieron con los dos malhechores. Pero llegando a Jesús, vieron que estaba muerto y no le quebraron las piernas, simplemente certificaron su muerte traspasando su costado. Y el pericardio soltó la sangre y el líquido restante del cuerpo (agua). Jesús ya estaba muerto, y los profesionales, los soldados romanos, aportan la primera evidencia externa.

2.- La muerte de Jesús queda confirmada por su sepultura (v. 53). Lucas que se acercaba el día de la Pascua, que coincidía con el Sabbath y José no quiso que Jesús yaciera en una fosa común como parte mayor de su castigo (Marcos 15:42) y sepulta a Jesús.

3.- La muerte de Jesús queda confirmada por cuatro testigos (vv. 54-55). José de Arimatea, Nicodemo (que solo se menciona en Juan 19:39), Pilato que da su “plácet”, los soldados romanos presentes, y las mujeres, que observaron el lugar donde fue sepultado para, después del día de descanso, embalsamar a Jesús.

4.- La muerte de Jesús queda confirmada por otros actores. Mateo 27 y Marcos 15 incluyen un detalle importante: una vez que el cuerpo de Jesús fue puesto en la tumba, rodaron una piedra grande, y no solo eso, sino que pusieron una guardia romana (4 hombres que rotaban en turnos de 4 horas) y un sello. El sello implicaba que era propiedad de Roma, que se verificaba que dentro estaba el cuerpo de Jesús.

5.- La muerte de Jesús queda confirmada por el público (v. 56). Lucas nos dice que descansaron cumpliendo el mandamiento. Mateo identifica a María Magdalena y a la otra María. Marcos dice que eran María Magdalena y María la madre de José. Juan solo nos dice que pusieron allí a Jesús.

No solo la muerte de Jesús resultó real y fue confirmada, sino que la resurrección de Jesús resultó igualmente real y fue confirmada también, en esta ocasión, por tres medios (Luc 24:1-12):

Lucas nos dice que al rayar el alba las mujeres salen al sepulcro con las especias que había preparado (24:1). Mateo identifica a María Magdalena y a la otra María. Marcos dice que en el grupo estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y Salomé. Juan solo nombre a María Magdalena. Pero al llegar al sepulcro (Lucas 24:2-3), la piedra ha sido removida y el cuerpo de Jesús no está. Marcos 16:4 dice que la piedra sumamente grande había sido removida y 5, dentro no estaba Jesús… sino que Lucas nos dice (v. 4) que perplejas (asombradas, llenas de dudas) encontraron a dos varones con vestiduras resplandecientes. Mateo dice en 28:2 que un ángel bajó del cielo como un rayo, removió la piedra y se quedó sentado en ella. Mat 28:3-4 nos dice que sus vestiduras eran “blancas como la nieve”, lo mismo que Marcos y Lucas. Pero Mateo añade que los GUARDIAS temblaron y se quedaron como muertos (v. 4). Juan, por el contrario, ofrece una perspectiva distinta. María Magdalena ve la piedra removida y sale corriendo a decírselo a Pedro y Juan (Juan 20:2). Y los dos salen corriendo al sepulcro. Juan llega, mira dentro y ve el lino, pero no entró (Juan 20:5).

A continuación, los ángeles se dirigen a las mujeres: Según Lucas 24:5 están rostro en tierra, aterrorizadas y los dos ángeles les dicen: ¿POR QUÉ buscáis entre los muertos al que vive? Mateo 28:5 complementa y dice que el ángel les dijo: NO TEMAIS, yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. Mar 16:6 “no os asustéis. Buscáis a Jesús el crucificado…”. Y el vers. 6 de Lucas 24, Mateo 28 y de Marcos 16 es contundente. Lucas dice: “No está aquí, sino que ha resucitado”. “No” es la negación más fuerte de las dos que hay en griego. “Sino” es el contraste mayor que el idioma permite. Y Lucas hace el énfasis en que “ha sido resucitado”, una frase pasiva. ¡¡Jesús ha recibido la resurrección!! Mateo añade “no está aquí, porque ha resucitado tal y como os dijo. Y Marcos, simplemente expresa: “Ha resucitado, no está aquí”. Mateo y Marcos añaden: Venid y ved el lugar donde yacía. Mirad donde le pusieron. ¡¡NO HAY NADIE!! ¡¡HA RESUCITADO!!

Lucas 24:7 apunta a que entonces ellas se acordaron de sus palabras. ¿Cuáles? Lee Lucas 18:31-34. El evangelista relata que las mujeres salieron y anunciaron estas cosas a los once y a los demás (24:9). Lucas identifica a María Magdalena, Juana y a María la madre de Jacobo, entre otras mujeres (24:10). Y en el 24:11 se encuentra la reacción de los discípulos: ¡¡Saltan de alegría!! ¡¡Jesús es el Mesías!! ¡¡Ha resucitado!!… No, estas palabras les parecieron como disparates y no las creyeron.

¿Es este tu caso? ¿La muerte y la resurrección de Jesús son disparates que no se pueden creer? ¿Cuál es tu caso? ¿La muerte y la resurrección de Jesús son disparates que no se pueden creer? ¿Te asombras… pero te das media vuelta y sales por esa puerta como si nada? ¿Eres como Juan (Juan 20:9), que ahora mismo acabas de ver como Jesús murió, pasó tres días en la tumba y al tercer día resucitó? ¿Ahora que ves, crees? Jesús murió y resucitó para dar vida a sus hijos. No dejes que las dudas, los análisis forenses o las mentiras quiten tu gozo de la muerte y resurrección REAL de Cristo.

Daniel Corral

Autor Daniel Corral

Sirve al Señor en una iglesia en Pontevedra y es profesor en el Seminario Berea (León, España).

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